
Por @Emprendetop, sígueme en Twitter
Por lo general, la importancia de estar motivado en el trabajo es inversamente proporcional a nuestra capacidad para conseguirlo. Según las estadísticas, uno de cada dos españoles se siente incómodo con su empleo: un hecho preocupante ya no solo porque es el lugar donde invertimos una gran cantidad de nuestro tiempo, sino porque, en última instancia, esta frustración influye en nuestra productividad y en nuestros resultados. Un salario relativamente alto suele ser la mejor solución –al menos, en la mayoría de los casos- a este sacrificio diario. Pero, ¿y si no existe la posibilidad de subirle el sueldo a tu plantilla? Jefes del mundo, ¡atentos! En realidad, puede costaros muy poco ver sonreír a vuestros empleados:
- El reconocimiento de su trabajo. Parece muy obvio, pero que tu empleado reciba un feedback sobre su labor le ayudará en dos sentidos: en primer lugar, aprenderá cómo mejorar su trabajo y, en segundo lugar, se sentirá más cerca de la empresa y, por tanto, de la tarea que desempeña. Un “¡Bien hecho!” o un “¡Gracias por tu esfuerzo!” les evitarán inseguridades y les motivarán a continuar en esa dirección. Además, estará más receptivo a las críticas (ejem, constructivas), lo que le ayudará a mejorar sistemáticamente.
- Háblales del futuro, pero sin darles esperanzas vacías. Hacerle saber a un empleado que cuentas con él a nivel estratégico a medio-largo plazo, le motivará profundamente -y más con la que está cayendo-. Pero, ¡ten cuidado! Comunica únicamente cosas que estés dispuesto a cumplir o que sean factibles. Si te pasas, probablemente tu trabajador se dé cuenta y deje de confiar en ti –con todas las consecuencias que todo esto acarrea-.
- Fomenta la competitividad SANA. No te cortes en este sentido. Puedes otorgar pequeños premios o crear equipos de trabajo para la consecución de objetivos; este tipo de dinámicas motivan enormemente a los trabajadores. Pero, como ya hemos dicho, sin pasarnos: puedes terminar propiciando un mal ambiente y, al final, la frustración acumulada degenerará en un “Este tío es un capullo”.
- Déjales descansar. Los días de vacaciones son, al fin y al cabo, lo que más valora cualquier trabajador. Si hay posibilidad de ser flexible en este sentido, no lo dudes. Las grandes empresas están poniendo en práctica modelos basados en la confianza y la responsabilidad en los empleados, de manera que ellos sean los que se gestionen sus propios festivos. Otras técnicas son dejarles trabajar desde casa puntualmente si lo necesitas, darles tiempo para determinadas actividades (gimnasia, talleres, etc.) o permisos en días especiales no contemplados en la legislación (cumpleaños, aniversarios, etc.). Si la productividad continúa siendo la misma, ¿por qué ponerse estrictos?
Otros pequeños consejos más informales que pueden valerte y que se están llevado a cabo hoy en día tienen que ver, por ejemplo, con la ropa informal, la provisión de comida, bebida o CAFÉ gratis o, incluso, dejarles que lleven sus mascotas a la oficina. ¡A practicar!