
Entrevista realizada a Nathalie Rodríguez tras la formación ‘Date a conocer en los medios’ realizada por Chema Nieto, CEO y Fundador de Socialnius, en el programa #MediaGreenStartups realizado en Fundación Biodiversidad. Hoy conocemos a Nathalie que, preocupada por el sector infantil y los juguetes, ha lanzado su proyecto Kamchatka Magic Toys.
Top emprendedores: ¿Quién eres?
Nathalie Rodríguez: Soy Nathalie Rodríguez Rojas y en realidad también soy Kamchatka Magic Toys, en el emprendimiento muchas veces nos ocurre que nos mimetizamos con nuestro proyecto. Yo soy en parte Kamchatka y Kamchatka es en parte yo.
TP: ¿Cómo se llama tu empresa y en que consiste?
N: Se llama Kamchatka Magic Toys y comercializamos “juguetes con alma”. Es en este punto en el que queremos incidir. A grandes rasgos, hay dos vertientes en el sector del juguete, una en la que el juguete es casi un objeto autónomo, independiente del niño o niña que juega con él, y otra, (por la que apostamos) la de los juguetes con los que los niños y niñas se empoderan: toman las riendas del acto lúdico y son capaces de crear, resolver, divertirse e imaginar.
Es a estos juguetes, los que producen asombro por su flexibilidad en las manos de quien juega, a los que nos dedicamos apasionadamente y llamamos juguetes de verdad, juguetes con alma.
TP: ¿Cómo surgió la idea?
N: Imagino que como casi todas: del vacío. Cuando la maternidad/paternidad llega, te haces preguntas sobre cómo criarías, sobre las cosas que harías y también las que no harías o no querrías hacer. Nos parecía muy triste ver que la infancia se estaba limitando cada vez más a las pulgadas de una pantalla. Sabíamos que no queríamos eso para nuestros hijos, pero también, en la búsqueda de alternativas, confirmábamos que el universo del juego estaba plagado de estereotipos sexistas, de juegos violentos, de plásticos y de licencias que reproducían en 3D, a los personajes de la tele de modo que incluso afuera, el juego seguía supeditado a lo que ocurría en las pantallas.
Pensamos “seguro que hay más padres que tampoco quieren esto”, seguro que hay más familias que están buscando una alternativa sostenible, creativa y que le permita a sus hijos desarrollar la creatividad, favorecer la inclusión y fortalecer los vínculos. Así empezó todo. No había en Madrid ni muchas opciones, ni tampoco una conciencia clara de la importancia de jugar y de las implicaciones que un juguete (y la forma de jugar), tiene en la conformación de ese pequeño o pequeña que luego de adulto, replicará lo que aprendió jugando.
TP: ¿En qué se diferencia de la competencia?
N: Cuando digo al comienzo que Kamchatka es un poco yo y yo soy un poco Kamchatka, respondí a esta pregunta. En la actualidad, puedes adquirir casi cualquier cosa a través de internet, incluso alguno de nuestros productos, pero lo que nos diferencia es, fundamentalmente, lo que está detrás de nuestra oferta: nos diferencia el valor añadido que implica ser profesionales en el sector.
Mi formación como psicóloga está detrás de cada selección. Cuando eliges un juguete lo estás eligiendo para alguien que tiene unas características determinadas, una constelación familiar determinada, unas inquietudes determinadas y unas habilidades también determinadas. Eso hace que la selección se someta a todas y cada una de esas variables.
Tu hijx es diferente a los otros, tu familia también lo es, lo normal es que su juguete no sea el mismo que el de otro niñx aunque compartan edad. Si tu hijx es únicx, ¿por que creemos que a todxs les gusta lo mismo? Nos diferenciamos en el sentido que damos al juego como un acto de construcción. ¡Basta de pensar en el juego o el juguete como un acto baladí! Nos diferenciamos porque ofrecemos juguetes ecológicos que se conciben desde otra óptica, son creados desde otra filosofía: la de la convicción de que el juego es una oportunidad para aprender algo. Un instante de asombro y curiosidad que no deberíamos, como padres, dejar perder.
Somos unos expertos porque no sólo vendemos juguetes, hacemos pedagogía del juego. Buscamos juguetes que por diseño, calidad, originalidad, compromiso ecológico y valores, ayuden a crear un mundo futuro de adultos diferente al que habitamos. De iguales (nuestros juguetes no son sexistas), inclusivo (el juego es una oportunidad para integrar), solidario (el juego lleva implícito el vínculo con el otro y consigo mismo, la sociabilización), sensible al planeta (nuestros juegos y juguetes son ecológicos).
TP: ¿Cuál es tu equipo?
N: Kamchatka está conformada por un músico y una psicóloga. Esto quiere decir que la creatividad, la imaginación, el concepto estético y el conocimiento y respeto por las inquietudes, necesidades cognitivas y el ámbito vincular, sostienen nuestra filosofía de negocio. Hay una sensibilidad muy particular que vertebra el modelo de negocio tras Kamchatka. Rai, mi compañero es músico profesional y sigue compatibilizándolo. Yo soy PhD en psicología y he encontrado en la vía de la pedagogía del juego mi núcleo de acción e intervención.
Rai es jazzista, tiene un concepto libre de la música y, al mismo tiempo, liberador. El jazz es jugar en la música: improvisar, dejarte llevar y sorprenderte.
Yo, soy la parte complementaria. No cerebral, ambos somos todo pasión, sin embargo, yo imprimo a la selección de los juegos la utilidad, el factor “recurso”. Ese “cómo” puede emplearse un juguete o juego para “ayudar” a un niño o niña a desarrollarse más plenamente.
TP: ¿Cómo ves tu empresa en tres años?
N: Saliendo del espacio de tienda. Permitiéndome hacer lo que hago dentro, fuera. Haciendo talleres y conferencias sobre la importancia de jugar en espacios para crianza, en Teds, en colegios, en instituciones hospitalarias, en medios de comunicación. Llevando a Kamchatka más allá del ámbito 2.0 o de la tienda física. Todo se hace más fácil con niñxs si el juego es el intermediario. Así que veo mi empresa dentro de tres años compartiendo nuestro knowhow y sensibilizando sobre la trascendencia del juego respetuoso como un acto de creación del ser adulto que le sucederá al niño o niña que jugó.
Y es más urgente de lo que puedes pensar, porque no podemos continuar admitiendo frases despectivas del tipo “eso es un juego de niños” como si fuese demasiado fácil, o “deja de jugar”, cuando queremos ponernos serios.
El juego es algo serio, es difícil aprender a jugar y aunque en la infancia es un acto natural e intuitivo, las grandes universidades dedican estudios a explicar la razón por la que los niñxs dejan de jugar cada vez más tempranamente y los efectos nocivos que eso tiene en sus destrezas sociales, en la falta de compromiso o los comportamientos egoístas e insolidarios. Jugar nos hará libres, y espero, dentro de tres años, estar amplificando esta convicción rodeada de mucha gente.